"HE INSTRUIDO A MI GOBERNANTE… ¡A QUE SE PONGA A TRABAJAR!”

Anoche, mientras intentaba explicar a Joaquín López Dóriga los avances del caso Salvador Cabañas, el Procurador del DF, Miguel Ángel Mancera, usó LA FRASE para darnos confianza y de paso para exaltar su jefe, Marcelo Ebrard, quien fue él que dio “la instrucción”.

Pero LA FRASE no es propia de Mancera o de Ebrard. De hecho, es parte de los 4 o 5 frases que todo político mexicano aprende a decir en la “Escuela de Políticos ineficientes” en donde es requisito estudiar para gobernar en el País.

Y es que, empezando por el Presidente de la República (Calderón lo ha dicho varias veces durante el sexenio) y llegando hasta los Presidentes Municipales no hay político en México que resista decir la FRASE: “He instruido al ____________ para que ______________.”

En los espacios en blanco van palabras intercambiables según la ocasión.

En el primero, se coloca el “sujeto” o mejor dicho “el subalterno” que prueba que nosotros ya tenemos más nivel porque mandamos al alguien: Por ejemplo: HE INSTRUIDO… “al Procurador”, “al Secretario”, “a las fuerzas de seguridad”.

Y en el segundo va la “instrucción” que nos permitirá adornanos: “Para que realice una exhaustiva investigación hasta llegar al fondo”, “para que de ayuda a los necesitados por el desastre”, “para que actúe con todo el peso de la Ley y sin concesiones”, “¡caiga quien caiga!”.

Nótese que entre más melodramático sea el remate de la frase, más impacto causará y más efecto de “poder” y “utilidad” podremos demostrar.

Pero aquí el punto y la pregunta obvia como ciudadanos: ¿Pues qué carambas no es ese su trabajo? ¿No saben los funcionarios del Gobierno cuáles son sus responsabilidades y lo que tienen que hacer hasta que su Jefe “LOS INTRUYE”?

¿No es, por ejemplo, el trabajo de un Procurador actuar “con rapidez y eficiencia” para llegar "hasta el fondo del asunto” y aplicar “todo el peso de la Ley” en TODOS LOS CASOS? ¿No es lo que LE ORDENA la Ley?

¿O será acaso que nos quieren marcar que en ciertos casos sí se aplicará la Ley porque son “importantes” y porque todos los mexicanos sabemos que en los demás casos nunca se aplica?

Porque digo, si se trata de instruir, pues los ciudadanos ya los instruimos cuando los elegimos y cuando juraron respetar nuestras Leyes.

Pero si necesitan una nueva instrucción pues se las podemos reiterar: los intruimos de una vez y para siempre a que ¡se pongan a trabajar! porque no nos hacen ningún favor, ¡es su obligación!

Leer más...

EL MATRIMONIO ARREGLADO ENTRE PARTIDOS

Las alianzas electorales entre partidos políticos rumbo a las diversas elecciones estatales de este año en el País han sido motivo de debate en los últimos días.

Diversos personajes políticos se han pronunciado sobre el tema, a la vez que este ha sido comentado en diversos medios de comunicación (no siempre ajenos a intereses políticos de los propios involucrados).

Sin embargo, algo ya tan normal en muchas democracias e inclusive en nuestra propia historia política como País, parece estar causando un revuelo inusual, que más bien parece evidenciar que ya estamos en plena carrera electoral y todos los pronunciamientos son ya de guerra propagandística.

cesarnavayjesusortega Foto: Marco Peláez de La Jornada

Debido al gran dominio del PRI en la mayoría de los estados del País y a la gran posición en que quedaría ese partido para el 2012 si vuelve a arrasar en los comicios, tal como lo hizo en el proceso electoral del año pasado, es lógico que la posible alianza que más "esté sonando" y generando interés en el morbo de los periodistas y políticos, sea la del PAN con el PRD.

De hecho, pese a que no se ha concretado ninguna de estas alianzas y tal vez no lo hagan, la mayor inconformidad hacia ellas ha venido precisamente de importantes figuras priístas, tales como la propia Presidenta del Partido, Beatriz Paredes, o el líder del tricolor en el Senador, Manlio Fabio Beltrones.

Paredes se pronunció esta semana contra las alianzas "que avergüenzan" y que sólo son "coyunturales... olvidando ideología y principios"; mientras que Beltrones calificó de "contranatura" una eventual unión electoral del PRD y el PAN en algunos de los estados que estarán en competencia.

Además de ellos, sectores de militantes "duros" de los propios partidos en cuestión han hecho sentir cierta inconformidad con que estas uniones puedan llevarse a cabo.

Y es que es evidente que, sobretodo tras el saldo del conflicto postelectoral del 2006, el PAN y el PRD parecen ser como dos rivales a muerte, es decir, Batman vs. Guasón, Supermán vs. Lex Luthor, Chivas vs. América, pues.

Por supuesto, esto podría ser matizado diciendo que los rivales más persistentes del Presidente Felipe Calderón y el PAN son en realidad los simpatizantes del movimiento lopezobradorista, cada día más cerca de otras expresiones políticas como PT y Convergencia, y más lejos del PRD que dirige Jesús Ortega.

No obstante, además del tema del 2006, hay otros asuntos de índole moral y también muy relevantes que dividen grandemente a estos dos partidos, como el matrimonio entre personas del mismo sexo y el permiso para que puedan adoptar niños, legislación recientemente aprobada en el Distrito Federal y cuya polémica aún está lejos de apagarse. En este tema, por ejemplo, Ortega sí se ha mostrado estar bastante lejos de la posición panista.

"Y sin embargo... se mueven", diríamos retomando la famosa frase atribuida a Galileo: pese a todo, las alianzas entre PRD y PAN, por ejemplo en estados como Oaxaca y Durango, parecen estar siendo al menos analizadas con cierta seriedad por parte de los liderazgos de ambos partidos sin descartarlas a priori.

El propio Jesús Ortega ha defendido la posibilidad acusando al PRI de estar de frenar las alianzas y afirmando que sí estás se hicieran serían "veneno puro" para los "cacicazgos" del PRI.

Por su parte, César Nava, Presidente del PAN, también ha defendido las posibles coaliciones argumentando que no serán "aventuras electorales" sino que buscan la "transformación de fondo".

Quizás por esta posición de Nava, alguien muy cercano al Presidente Calderón y quien fuera hasta hace unos meses su propio Secretario Particular, es que sorprende mucho la postura que estableció otra persona también cercana al Presidente, nada menos que el Secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, quien llegó a calificar las alianzas "sin contenido" como "fraudes electorales".

Aunque luego salió a rectificar, el testimonio de esta "esquizofrenia" y doble personalidad panista evidenció que las mentadas alianzas se están volviendo un tema sensible en la política mexicana.

Por supuesto, del lado del PRD, también hay una "esquizofrenia" matizada, evidenciada en el propio Andrés Manuel López Obrador que reitera, como siempre su oposición a cualquier alianza con el PAN y PRI, pero lo hace de una manera suave, tal vez para no entorpecer que su cercano Gabino Cué pueda, en efecto, ser beneficiario de una coalición así en Oaxaca.

La verdad es que la clase política entera sólo revela su gran hipocresía con este tema. Todos los partidos han hecho alianzas y las seguirán haciendo.

¿Qué dice el PRI de las alianzas si este partido era precisamente el Rey de las Coaliciones en las que agrupaba a todos los partidos chiquitos como el PARM (que desde Adolfo López Mateos a De La Madrid "postuló" religiosamente al mismo candidato del PRI para la Presidencia)?

¿Qué puede decir el PAN de las alianzas si precisamente llegó a la Presidencia en unión con el PVEM, sólo para "divorciarse" apenas meses después? ¿Era para una "transformación de fondo"?

O todavía peor: ¿qué decimos de las alianzas "de facto"? ¿No fue descarada la alianza del PRI y el PVEM en las pasadas elecciones legislativas? ¿No lo ha sido también el "matrimonio" de Calderón con Elba Esther Gordillo y su PANAL? ¿No tiene López Obrador en su equipo a muchísima gente del PRI o no se ha asociado con priístas como Manuel Bartlett?

Cuál fariseos en los tiempos de Jesucristo, los políticos se "rasgan las vestiduras" por las "alianzas", siendo que son una práctica normal de la política y ellos las hacen todo el tiempo. De hecho, hay muchas "alianzas" informales entre diversos miembros de distintos partidos que en la práctica operan sin importar las siglas y sin que todos los ciudadanos se enteren.

Es claro que una "alianza electoral" es una unión por conveniencia. De lo que se trata es de ganar una elección. Dos partidos, como dos personas, instituciones, países, asociaciones, etc. pueden juntarse para unir fuerzas cuando quieren derrotar a alguien más fuerte. No es nada del otro mundo.

De hecho, una de las definiciones que da la propia Real Academia Española de la Lengua para la palabra "alianza" es tan sólo esa: "Unión de cosas que concurren a un mismo fin". En este caso, el fin es derrotar electoralmente a un partido más fuerte. ¿Se vale? Claro. Es democrático.

Los ciudadanos tampoco debemos espantarnos por estas situaciones y debemos entenderlas cómo lo que son. Entre más "idealicemos" a los partidos y los políticos, entre menos entendamos su "juego" real, más difícil será pedirles cuentas y exigir resultados reales y concretos.

Al final, una razón por las que las alianzas electorales son en general más viables en los Estados y municipios que a nivel nacional, es porque a nivel local las "ideologías" no importan tanto como los "resultados". Seguridad, agua, pavimentación son factores de peso más reales que los conceptos políticos de libro, cuando se trata de elegir a mi autoridad más cercana.

Es cierto, las "alianzas" no son usualmente matrimonios de largo plazo. En todo caso, son "matrimonios arreglados" por interés, como aquellas bodas de los hijos de los reyes, que son unidos sólo por que conviene estratégicamente a sus padres.

Eso es así y hay que aceptarlo fría y pragmáticamente para cuidar también así nuestros intereses. Y perdón si decepciono a alguien, pero la política no es precisamente el mejor lugar para que busquemos el "amor verdadero". Al final, ¿qué podíamos esperar de los políticos: matrimonio "por amor"? ¡Ja!...

Leer más...

2010: ¿RAZONES PARA LA ESPERANZA?

lucesbicentenario A estas alturas deben quedar pocos mexicanos que no sepan que este año, 2010, se conmemora el Centenario de la Revolución Mexicana y el Bicentenario de la Independencia.

Durante meses, los ciudadanos hemos sido “bombardeados” con propaganda que nos recuerda ese hecho y nos invita a unirnos a la gran “celebración”.

La clase política (el Presidente, el Congreso, los Gobernadores, etc.) y también empresarial (televisoras, por ejemplo) ya tienen listas las magnas fiestas para festejar  en grande. Habrá luces, cohetes, programas especiales, spots, parafernalia…

El Presidente Calderón, además, comenzó el año con un discurso sumamente optimista. En su mensaje del 6 de enero, afirmó que “2010 será el año de la recuperación económica” y que los mexicanos “celebraremos 2010 con orgullo por el pasado y con esperanza en el futuro”.

Sin embargo, quién sabe si el resto de los mexicanos tenga en verdad muchas razones para “celebrar” o siquiera para tener esperanza, como quizás hace 100 años, muchos mexicanos no compartían el pomposo festejo del Centenario de la Independencia que encabezó Porfirio Díaz.

¿Es que hay acaso en el panorama verdaderas señales para estar esperanzados? ¿Hay signos que nos permitan estar optimistas? Veamos:

 

LA ECONOMÍA: Los aumentos a impuestos como el IVA e ISR y a productos y servicios como las telecomunicaciones y la gasolina nos dejan claro que quizás si comience a haber una “recuperación” pero ¡no en el bolsillo de los ciudadanos!, sino sólo en las arcas del Gobierno.

El pueblo, en donde como país tenemos más del 50% de población en pobreza, será el último que comenzaría a sentir en carne propia una supuesta recuperación de la Economía, tal como, a la inversa, fue el primero que lógicamente comenzó a sentir el deterioro de la misma.

Las encuestas del Gobierno Federal lo muestran. Con la actual crisis, la ciudadanía comenzó a resentir el golpe a su economía muchísimos meses antes que los medios de comunicación empezaran a “reflejar” seriamente el tema en sus informativos.

(“Hipócritas”, les hubiera dicho Jesucristo. “Ustedes saben discernir el aspecto del cielo, pero no las señales de los tiempos” (Mt 16:3) o aplicado a este caso diríamos: “saben reconocer cuando hace mucho frío y lo publican, pero no cuando el pueblo ya comenzó a gemir por hambre”)

Quizás veamos este año que políticos digan o en algunos medios se nos “muestre” con “cifras macroeconómicas” que la cosa va mejorando, pero ciertamente se ve difícil que los ciudadanos no vayamos a sufrir mucho más para tener qué comer, pagar nuestras deudas, servicios o aún para tener empleos.

 

LA SEGURIDAD: La muerte del presunto narcotraficante Arturo Beltrán Leyva fue vendida por el Gobierno Federal como una buena noticia. Quizás en términos de lucha estratégica contra el crimen organizado lo sea, en efecto.

Sin embargo, para la seguridad cotidiana de los mexicanos, no parece que la situación vaya a cambiar mucho. A Beltrán lo sucederá otro (quizás incluso mediante un proceso de sucesión violento), pero la droga se seguirá vendiendo y sus ganancias seguirán comprando policías y autoridades de todos los niveles. ¿O hay algo que lo evite?

Además, si el Gobierno no pudo proteger a la familia del marino valiente que dio su vida en el operativo ni, apenas días antes, al “testigo protegido” que había declarado sobre la infiltración del Cartel de Beltrán Leyva en el más alto nivel de la PGR, es lógico que los ciudadanos se pregunten ¿podrá el Gobierno cuidarnos como es su responsabilidad?

Es difícil además que la estructura del crimen organizado sea desmantelada si nunca se atrapa a los empresarios que lavan dinero o a los políticos encumbrados que los protegen. Y no hemos visto señales en ese sentido.

 

LA POLÍTICA: Los estadistas escasean en México hoy en día y, en cambio, sobran los políticos y partidos que buscan velar sólo por sus intereses, sin importar cómo afectan a la ciudadanía.

Los niveles de corrupción en este país son altísimos, como a todo el mundo le consta, y en contraste son esporádicos y hasta inusuales los casos en donde esto se castiga.

En este año, lleno de procesos electorales por todo el país, no será evidentemente fácil ni esperable que vamos grandes “consensos” entre los partidos.

Después, además, ya viene el 2012 y los partidos y políticos ya tienen su propia “agenda” y no es, por supuesto, la de los ciudadanos.

Quizás veamos en el Congreso Federal alguna sorpresa en el área de la Reforma Política que el Presidente Calderón comenzó a impulsar desde el año pasado, pero no hay señales que muestren que este año será significativamente mejor que otros en materia política.

 

¿ESPERANZA? ¿No hay entonces motivo para estar optimistas? ¿Debemos esperar sólo lo peor?

Quién sabe. La respuesta dependerá más bien, como hace 100 o 200 años, de nosotros, la gente, la ciudadanía.

Quién sabe que procesos silenciosos constructivos para el futuro de la Nación se están llevando hoy a cabo por hombres y mujeres valientes de la sociedad.

En México somos mucho más que nuestros gobernantes. Somos un pueblo fuerte, con una fuerza laboral inmensa, con una creatividad sobresaliente, puesto en un terreno lleno de bendiciones naturales.

Quizás, como Francisco Madero en 1909, o como el cura Hidalgo y los otros hombres que se reunían con pasión por su país en la casa del Corregidor de Querétaro antes de Septiembre de 1810, hoy haya muchos mexicanos que “no se ven”, que no son “famosos”, pero que gestarán el futuro de México.

Y no me refiero a un nuevo movimiento armado. La violencia por naturaleza es destructiva, y lo que necesitamos es construir. Dios permita que ahora ya no lleguemos a eso, para encauzar los impulsos de cambio en el país. Pero urgen cambios pacíficos que nos lleven a un mejor rumbo.

Lo cierto, es que el futuro del país depende de todos, de nosotros y quizás no haya sólo que esperar “señales” para estar optimistas, sino que construirlas.

Quizás habría que comenzar este Bicentenario por leer, releer y conocer verdaderamente la Historia de México, en vez de cómo ciudadanos quedarnos sólo en la parafernalia vistosa. Prepararnos, entender, y no sólo “memorizar” nuestra Historia es indispensable.

La esperanza de México está en su gente. Seamos críticos como ciudadanos, analíticos e informados, inconformes, poco ingenuos; pero también emprendedores, entusiastas. solidarios para cambiar las cosas. Que si no lo hacemos, ni los gobernantes, ni los otros países, ni nadie lo hará por nosotros.

Leer más...